Durante varias semanas, el Museo Ramón Gaya ha sido escenario de un excepcional taller de restauración dirigido por la conservadora Fuensanta López Rosagro, quien ha trabajado en la recuperación de cuatro obras: tres de Ramón Gaya y una de Pedro Flores. Gracias a esta iniciativa, el público ha tenido la oportunidad única de presenciar un proceso que, por lo general, permanece oculto a los visitantes de un museo.
La misión de un centro museístico no es solo exhibir arte, sino también garantizar la conservación y restauración de su patrimonio. Por ello, estas cuatro piezas, restauradas a la vista del público, han recuperado todo su esplendor.
Para dar testimonio de la importancia de esta labor, el Museo Ramón Gaya inaugura una exposición especial que reúne, no solo las obras restauradas, sino también algunos materiales empleados en el proceso (como los hisopos, la paleta de colores que ha servido para la reintegración de pérdidas o materiales del taller de la conservadora) y un vídeo creado expresamente para documentar el trabajo realizado. En él, los visitantes podrán observar el estado original de las piezas y compararlo con su apariencia actual.
Las obras restauradas son: ‘Espanto (bombardeo en Almería)’ una obra que estuvo expuesta en el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París en 1937; un retrato de la intelectual feminista Concha de Albornoz; un autorretrato de Ramón Gaya y, por último, ‘Barrio de San Juan’, un magnífico lienzo del pintor Pedro Flores.
Las citadas obras necesitaban una mejora. Cada una de ellas presentaba diferentes patologías, como ‘Barrio de San Juan’ de Pedro Flores que, tras la limpieza del viejo barniz, se observaron unos repintes que hubo que eliminar o pérdidas que hubo que estucar y posteriormente reintegrar con la técnica de rigatino. ‘Espanto (bombardeo en Almería)’ presentaba un barniz muy brillante que, debido a la propia oscuridad de la obra, reflejaba la luz, algo que impedía verla adecuadamente. Las otras dos obras, si bien estaban en mejor estado de conservación, necesitaban reintegrar algunas pérdidas y eliminar esos barnices que amarillean con el tiempo.
La exposición, comisariada por el director del Museo Rafael Fuster, es la primera que se hace en un nuevo espacio: la Sala Polivalente, un pequeño y acogedor recinto destinado a albergar proyectos a escala reducida. Con ello, el Museo Ramón Gaya reafirma su compromiso con la renovación constante, ampliando sus posibilidades expositivas y ofreciendo nuevas experiencias a sus visitantes.