Josefa Pomés. La madre del pintor
SALA MARÍA ZAMBRANO
10 de octubre de 2024 – 28 de marzo de 2025
Hermana pequeña del periodista Ramon Pomés Soler, conocida familiarmente como Pepa, casó en primeras nupcias con Josep Casas, en 1894, quien murió de tuberculosis pocos años después. Celebró segundas nupcias con el maquinista litógrafo Salvador Gaya y se establecieron en Murcia. De este segundo matrimonio nacieron Ernesto, fallecido a los pocos años por difteria, y en 1910 Ramón Gaya Pomés, pintor y escritor.
Los padres de Ramón Gaya aceptaron la decisión inamovible de su hijo: abandonar la escuela para dedicarse a la pintura. «Mis padres fueron en verdad excepcionales, yo creía entonces que todos los padres eran igual que los míos, y luego he visto tantas cosas en las familias… Se lo pensaron durante algunas horas, temblaron un poco; mi madre nunca me dejó ver las pruebas de ese drama íntimo suyo», dirá el pintor en una entrevista.
En la casa donde vivía la familia tendrá el estudio Ramonet (como le llamaban cariñosamente): «Yo me ponía a pintar en cualquier sitio de la casa, en todos los sitios, era hijo único y mi madre me dejaba». Pintaba obras teñidas de un post-cubismo que veía en revistas francesas de arte. Será alguien muy dotado para la pintura y cosechará notable éxito a pesar de su juventud, llegando incluso a vivir y hacer una exposición en París. Pero en la Ciudad de la Luz siente una gran desilusión frente a la pintura de vanguardia: «al encontrarme con las obras directamente, se me cayeron. No me hicieron la misma impresión que me habían hecho aquí cuando las vi en las reproducciones en mi rincón de provincias».
Decide volver a Murcia por una enfermedad de su madre: «En pocos meses muere mi madre, que para un muchacho de diecisiete años es una catástrofe. Así que me quedo al mismo tiempo sin madre y sin aquello que había adorado un poco en la distancia: las vanguardias, el arte moderno, con toda su fascinación…».
El pintor se retira a Altea: «Me fui a descansar un poco, a descansar el ánimo, porque lo había pasado muy mal con la enfermedad de mi madre; y me fui allí, acompañado de un amigo murciano, Julián Calvo. Me acompañó, me acompañó mucho, después de unas semanas me dejó. Esos meses de Altea tuvieron mucha importancia porque es ahí donde yo decido qué es lo que quiero, no esas acuarelas propiamente, sino lo que había iniciado en esas acuarelas».
Resulta paradigmático que la muerte de Josefa Pomés coincida con el abandono definitivo de la pintura experimental y de vanguardia que venía haciendo Ramón Gaya. A partir de entonces su obra estará entroncada directamente a la realidad «tratando de salir de esa maniática modernidad en la que había estado incrustado ingenuamente, y de alcanzar una actualidad más fija, sin estilo exterior moderno».
Al acercarnos a la obra de Ramón Gaya observamos varios retratos de la madre, no solo en vida de ésta, sino tras la muerte (sin embargo padre, del que solo conocemos uno). El pintor nos señala un retrato que perdió: <<Hay un cuadro de mi madre cosiendo, no es un retrato propiamente; ella está utilizada como figura. Es algo frecuente en los pintores, utilizar a las personas de alrededor, al padre o a la madre, como figuras. Me hubiera gustado recuperarlo por una cosa así, sentimental, pero nada>>.
Los otros retratos hechos en vida de la madre son variaciones de un jovencísimo pintor que va en busca su voz en la pintura, pero ya con una línea muy marcada. En la presente exposición mostramos todos esos retratos que hemos podido reunir, encontrando uno nuevo y que atribuimos a Ramón Gaya pues no está firmado. ¿Estamos frente a una obra del pintor murciano? La obra se ha contrastado con diversos expertos en la Gaya, como Juan Manuel Bonet quien señala: ‘no parece ofrecer dudas’; o Enrique Andrés Ruiz (comisario de la exposición que se hizo en el Reina Sofía con motivo del Premio Velázquez); también Javier Bernal, Jefe de Conservación de la CARM y antiguo director del Museo de Bellas Artes de Murcia, alguien muy familiarizado con la obra del pintor murciano y la de sus coetáneos. Nos señala Bernal que el estudio de materiales industriales usados (óleos y telas) no arroja más luz que el estudio comparativo que se muestra a continuación, realizado por Pepe Sánchez.
Personalmente considero que estamos frente a una obra de Ramón Gaya pintada en su juventud, pero de manera cautelosa, la añadimos al catálogo razonado como ‘atribuida a Ramón Gaya’, confiando que esta exposición arroje más luz sobre este cuadro en concreto. En cualquier caso, es un pretexto magnífico consagrar una muestra a un tema tan universal e inagotable como la maternidad.
Rafael Fuster
«Mi madre no era para mí una persona, sino un lugar, un lugar seguro; perdido ese lugar, uno va dando bandazos de un sitio a otro, sin sitio, sin dónde caernos muertos».
RAMÓN GAYA