Temporales

El Museo Ramón Gaya ofrece un recorrido completo por la vida y obra del pintor murciano a través de su exposición permanente, que abarca la primera y segunda planta. La primera planta presenta su trayectoria en orden cronológico, desde sus primeras obras hasta su exilio en México. En la segunda planta, el recorrido continúa con su regreso a Europa y su evolución artística posterior. Además, en esta planta se encuentra su casa-estudio, un espacio que recrea su entorno creativo, y la sala Amigos de Ramón Gaya, donde se exponen obras de artistas amigos del pintor.

Junto a la colección permanente, el museo acoge diversas exposiciones temporales, organizadas en distintas salas:

  • Sala Temporal: Donación Isabel Verdejo, una selección de obras inéditas recientemente donadas por la viuda del pintor, muchas de ellas de su última etapa.
  • Sala Velázquez: Encontrados, de Fabrizio Azara, una muestra de esculturas creadas a partir de objetos desechados, que ofrece una visión contemporánea del arte.
  • Sala María Zambrano: Josefa Pomés. La madre del pintor, una exposición dedicada a la figura materna de Ramón Gaya y su influencia en su vida y obra.
  • Tercera Planta: Ramón Gaya en colecciones privadas. Colección de Raimundo González Frutos, una selección de obras poco conocidas pertenecientes a la colección privada del fundador del Rincón de Pepe.

A continuación, les presentamos las exposiciones temporales actualmente en exhibición en el Museo Ramón Gaya. Cada una de ellas ofrece una mirada única a distintas facetas del arte y la cultura, complementando la colección permanente del museo.

Donación Isabel Verdejo

SALA TEMPORAL

3 de febrero 2025  –  28 de marzo de 2025

Hace pocos meses se formalizó la donación de Isabel Verdejo, viuda de Ramón Gaya, al Ayuntamiento de Murcia. En su generoso gesto, entregó 47 obras del pintor junto con diversos enseres y objetos personales. Parte de estos ya se encuentran expuestos en el Museo Ramón Gaya, y seis de las pinturas fueron presentadas en octubre del pasado año en un acto al que asistió el alcalde de Murcia.

Sin embargo, la mayor parte de las obras aún no ha sido exhibida. Dada su relevancia artística, el Museo Ramón Gaya ha decidido dedicar su sala de exposiciones temporales —la más destacada— a mostrar estas piezas, que ya forman parte del patrimonio de todos los murcianos.
Una muestra única con obras de su última etapa, homenaje a grandes maestros como Velázquez, Rembrandt o Van Gogh. Hasta el 28 de marzo de 2025.

Encontrados

SALA VELÁZQUEZ

7 de diciembre 2024  –  30 de enero de 2025

«Encontrados» es una fascinante exposición del creador Fabrizio Azara que promete ser el plan perfecto para toda la familia durante estas fiestas.
Un viaje a través de esculturas, animales fantásticos y criaturas únicas, creadas a partir de objetos desechados y materiales olvidados. Cada pieza es una sorpresa, un hallazgo inesperado que transforma lo cotidiano en algo extraordinario.
Un juego visual diseñado especialmente para niñas y niños, donde podrán explorar, imaginar y conectar con el arte de una manera divertida e interactiva. ¡Déjate inspirar y descubre cómo crear tus propias obras con lo que tienes a tu alrededor!
Una experiencia para toda la familia que combina creatividad, reciclaje y mucha diversión.

Josefa Pomés. La madre del pintor

SALA MARÍA ZAMBRANO

10 de octubre de 2024  –  28 de marzo de 2025

Hermana pequeña del periodista Ramon Pomés Soler, conocida familiarmente como Pepa, casó en primeras nupcias con Josep Casas, en 1894, quien murió de tuberculosis pocos años después. Celebró segundas nupcias con el maquinista litógrafo Salvador Gaya y se establecieron en Murcia. De este segundo matrimonio nacieron Ernesto, fallecido a los pocos años por difteria, y en 1910 Ramón Gaya Pomés, pintor y escritor.

Los padres de Ramón Gaya aceptaron la decisión inamovible de su hijo: abandonar la escuela para dedicarse a la pintura. «Mis padres fueron en verdad excepcionales, yo creía entonces que todos los padres eran igual que los míos, y luego he visto tantas cosas en las familias… Se lo pensaron durante algunas horas, temblaron un poco; mi madre nunca me dejó ver las pruebas de ese drama íntimo suyo», dirá el pintor en una entrevista.

En la casa donde vivía la familia tendrá el estudio Ramonet (como le llamaban cariñosamente): «Yo me ponía a pintar en cualquier sitio de la casa, en todos los sitios, era hijo único y mi madre me dejaba». Pintaba obras teñidas de un post-cubismo que veía en revistas francesas de arte. Será alguien muy dotado para la pintura y cosechará notable éxito a pesar de su juventud, llegando incluso a vivir y hacer una exposición en París. Pero en la Ciudad de la Luz siente una gran desilusión frente a la pintura de vanguardia: «al encontrarme con las obras directamente, se me cayeron. No me hicieron la misma impresión que me habían hecho aquí cuando las vi en las reproducciones en mi rincón de provincias».

Decide volver a Murcia por una enfermedad de su madre: «En pocos meses muere mi madre, que para un muchacho de diecisiete años es una catástrofe. Así que me quedo al mismo tiempo sin madre y sin aquello que había adorado un poco en la distancia: las vanguardias, el arte moderno, con toda su fascinación…».

El pintor se retira a Altea: «Me fui a descansar un poco, a descansar el ánimo, porque lo había pasado muy mal con la enfermedad de mi madre; y me fui allí, acompañado de un amigo murciano, Julián Calvo. Me acompañó, me acompañó mucho, después de unas semanas me dejó. Esos meses de Altea tuvieron mucha importancia porque es ahí donde yo decido qué es lo que quiero, no esas acuarelas propiamente, sino lo que había iniciado en esas acuarelas».

Resulta paradigmático que la muerte de Josefa Pomés coincida con el abandono definitivo de la pintura experimental y de vanguardia que venía haciendo Ramón Gaya. A partir de entonces su obra estará entroncada directamente a la realidad «tratando de salir de esa maniática modernidad en la que había estado incrustado ingenuamente, y de alcanzar una actualidad más fija, sin estilo exterior moderno».

Al acercarnos a la obra de Ramón Gaya observamos varios retratos de la madre, no solo en vida de ésta, sino tras la muerte (sin embargo padre, del que solo conocemos uno). El pintor nos señala un retrato que perdió: <<Hay un cuadro de mi madre cosiendo, no es un retrato propiamente; ella está utilizada como figura. Es algo frecuente en los pintores, utilizar a las personas de alrededor, al padre o a la madre, como figuras. Me hubiera gustado recuperarlo por una cosa así, sentimental, pero nada>>.

Los otros retratos hechos en vida de la madre son variaciones de un jovencísimo pintor que va en busca su voz en la pintura, pero ya con una línea muy marcada. En la presente exposición mostramos todos esos retratos que hemos podido reunir, encontrando uno nuevo y que atribuimos a Ramón Gaya pues no está firmado. ¿Estamos frente a una obra del pintor murciano? La obra se ha contrastado con diversos expertos en la Gaya, como Juan Manuel Bonet quien señala: ‘no parece ofrecer dudas’; o Enrique Andrés Ruiz (comisario de la exposición que se hizo en el Reina Sofía con motivo del Premio Velázquez); también Javier Bernal, Jefe de Conservación de la CARM y antiguo director del Museo de Bellas Artes de Murcia, alguien muy familiarizado con la obra del pintor murciano y la de sus coetáneos. Nos señala Bernal que el estudio de materiales industriales usados (óleos y telas) no arroja más luz que el estudio comparativo que se muestra a continuación, realizado por Pepe Sánchez.

Personalmente considero que estamos frente a una obra de Ramón Gaya pintada en su juventud, pero de manera cautelosa, la añadimos al catálogo razonado como ‘atribuida a Ramón Gaya’, confiando que esta exposición arroje más luz sobre este cuadro en concreto. En cualquier caso, es un pretexto magnífico consagrar una muestra a un tema tan universal e inagotable como la maternidad.

Rafael Fuster

Ramón Gaya en colecciones privadas

Colección Raimundo González Frutos

TERCERA PLANTA

Raimundo González Frutos fue fundador y jefe de cocina del mítico Rincón de Pepe, un local que situó a Murcia en el mapa de la gastronomía nacional e internacional.

Nació Raimundo en la Vereda de Solís hace ya 98 años. De una taberna de vino pasó al conocido restaurante que llegó a tener una estrella Michelín y posteriormente fue también alojamiento.

Raimundo recorrió la Región de Murcia buscando por cada pueblo o aldea a «esa mujer de cada sitio que lo mismo atiende a un parto que te hace una tarta o un guiso, desde gallina en pepitoria a perdices con habichuelas. Luego yo adaptaba esa receta y la hacía a mi gusto. Mi mujer, cuando al acostarme me quedaba mirando al infinito, decía ‘mañana plato nuevo’». Su mujer, Encarna Molina, es otra pieza decisiva en esta historia.

Dieron de comer a personalidades nacionales e internacionales, como a Orson Welles «que siempre pedía paletilla de cordero lechal asado a la murciana, se comía dos y de postre decía que le pusiese otra», en palabras del propio Raimundo.

Entre otros destacados clientes habituales estaba Ramón Gaya. Siempre que el pintor volvía a Murcia se alojaba en el Rincón de Pepe. Allí tenía una habitación reservada para él: habitación número 112. Una estancia en la que nunca faltaban flores frescas. Todo el personal del Rincón de Pepe trataba a Gaya y a su mujer, Isabel Verdejo, de manera exquisita. Incluso en la carta del restaurante había un plato denominado «Peras Ramón Gaya», confeccionado por el propio Raimundo.

El pintor correspondió a tanta generosidad con su obra. Era una especie de trueque.

El Museo Ramón Gaya reúne por primera vez esas pinturas regaladas, un total de 22 obras de una calidad indiscutible, nueve de ellas inéditas. Así como una pieza que Ramón Gaya hizo ex profeso en 1977 para el restaurante: una cubierta ovalada de un tonel donde pintó una de sus características composiciones.

La historia de Raimundo González y Ramón Gaya es la historia de una sólida amistad, donde hubo respeto y admiración mutua. Fruto de esa amistad es la exposición que presentamos en el Museo Ramón Gaya.