Ciclo inéditos

El Museo Ramón Gaya presenta el proyecto INÉDITOS: obras del pintor Ramón Gaya en colecciones privadas, nunca expuestas o desconocidas. Cada mes una nueva obra con la finalidad, no solo de mostrar esos trabajos ocultos, sino de ir sumando obras a ese catálogo razonado imprescindible y necesario de Ramón Gaya que el Museo pone en marcha con el inicio de este ciclo. Una catalogación que pretende reunir toda la obra pictórica del artista murciano, de toda una vida dedicada al oficio de pintor. Será imprescindible contar con la ayuda de los coleccionistas privados para llevar a cabo una tarea que durará años. Son más de tres mil las obras que se atribuyen a Ramón Gaya.

Inéditos 2025

Marzo 2025 - ‘Primer boceto para el telón del Romea de Murcia'. 1992
Ramón Gaya. Primer boceto para el telón de Romea de Murcia, 1992
En esta nueva edición, presentamos ‘Primer boceto para el telón del Romea de Murcia’, un proyecto que, como bien indica su título, quedó en mero esbozo. La obra representa una vista de un teatro en plena función, donde, con unos pocos elementos, Ramón Gaya nos introduce en la tramoya y el interior de la sala. Por los personajes que aparecen en escena, bien podría tratarse de una representación de ‘Arlequín, servidor de dos patrones’, del dramaturgo veneciano Carlo Goldoni. En esta comedia, el protagonista deambula por el escenario tratando de cumplir los encargos de dos patrones sin que uno descubra la existencia del otro. Su difícil proeza lo lleva a interactuar directamente con el público, convirtiéndolo en cómplice de sus enredos y engaños.
Este boceto de Gaya enlaza con otros trabajos teatrales que realizó en su juventud para Federico García Lorca. Entre ellos, destacan los diseños escénicos conservados en la Fundación Federico García Lorca en Granada, así como La Calle (1932), un boceto para el entremés cervantino Los habladores, que forma parte de la colección del Museo Reina Sofía. También destacan dos figurines de ese mismo año, El corchete y El alguacil (Fundación Lorca), junto al cartel diseñado para la representación de Mariana Pineda.
Todo ello refleja el estrecho vínculo de Ramón Gaya con el mundo del teatro.
Febrero 2025 - Dos rosas (La sombra), 1999
Dos rosas (La sombra), 1999
Este mes presentamos una obra en la que el pintor captura con su sensibilidad inconfundible un instante efímero: dos rosas en un vaso, marchitándose. Gaya apreciaba ese proceso de decadencia en las flores, encontrando en él una belleza sutil y melancólica. La composición se apoya en la sombra proyectada por el vaso y las rosas sobre la mesa y la pared, una presencia que, aunque no está explícitamente pintada, se percibe, en un recurso similar al de los grandes maestros orientales.
El vaso o la copa de agua fue un motivo recurrente en su pintura. Le fascinaba cómo el agua, a través de su transparencia, distorsionaba la realidad, alterando la percepción de los objetos. Para Gaya, esa deformación no era solo un fenómeno óptico, sino una invitación a mirar el mundo desde otra perspectiva. “Esa transparencia no era para mí solamente una maravilla, un fenómeno maravilloso, sino que me llevaba a otras cosas —a ver, por ejemplo, los objetos a través de esa transparencia”, decía el artista. En su obra, el vidrio se convierte así en un medio para reformular la mirada, para contemplar la realidad desde una óptica distinta, cargada de asombro.
Enero 2025 - ‘El melocotón', 2000
Obra de Ramón Gaya 'El melocotón’, 2000.
Este mes de enero comenzamos con una obra del año 2000, llegada directamente de Portugal, de la colección de la hija del pintor: Alicia Gaya. Una pintura que nos habla del amor de Gaya por los objetos cotidianos.
Ramón Gaya desarrolló una particular sensibilidad hacia los objetos cotidianos, utilizándolos como motivo pictórico. En su obra, estos elementos trascienden su condición material para convertirse en símbolos de la vida común, portadores de un significado más profundo, como es el caso del cristal o el vidrio, cuya transparencia fascinaba al pintor -no solo por su cualidad física- sino por su capacidad de abrir una visión nueva. Según Gaya, “esa transparencia no era para mí solamente una maravilla, un fenómeno maravilloso, sino que me llevaba a otras cosas –a ver, por ejemplo, los objetos a través de esa transparencia”. De este modo, el vidrio se convierte en un medio para reconfigurar la mirada, a contemplar la realidad desde una perspectiva distinta, ‘deformada’, cargada de reflexión y asombro.
Además, Gaya recurría a la representación de objetos anónimos, desprovistos de cualquier valor artístico o histórico. Para él, un objeto común, un objeto de la vida, podía ser tan digno de atención como una pieza de museo. En esta elección radica una postura estética y ética que valora lo humilde, lo sencillo y lo esencial, rechazando el artificio y el ornamento superfluo. Estos objetos no son meros elementos accesorios en su pintura, sino protagonistas que encarnan la conexión entre el arte y la vida.
La obra de Gaya sugiere una invitación a reconsiderar el mundo que nos rodea, a encontrar belleza en lo aparentemente trivial y a percibir los objetos cotidianos no como meras cosas, sino como testigos silenciosos de la experiencia humana.

Inéditos 2024

Enero 2024 - Dos barcas, 1935

Dos barcas, 1935

Existen algunas fotos de Juan Guerrero de 1935 donde vemos a Ramón Gaya y Luis Cernuda en Alicante; de fondo la silueta del Peñón de Ifach. De ese tiempo -previo al desastre de la guerra de España contra sí misma- son algunas acuarelas que nos han llegado hasta hoy, como estas ‘Dos barcas’. Un cuadro ‘turneriano’; desvaído y donde un sutil velo parece cubrir toda la pintura, dándole una atmósfera muy cálida. La obra forma parte de la exposición ‘Mediterráneo’ donde el mar está siempre como telón de fondo. Un total de 14 obras.

Ramón Gaya se perdió en la belleza del Mediterráneo tras la muerte de su madre, en septiembre de 1928. Recaló en Altea para pintar y poner en orden sus ideas. Venía el joven pintor de París, de ver las vanguardias que tanto le desilusionaron de cerca. Quería «salir de esa maniática modernidad en la que había estado incrustado ingenuamente, y de alcanzar una actualidad más fija, sin estilo exterior moderno». Frente a la inagotable realidad del mar decide que su nueva pintura debe estar viva y su arte «tenía que ser algo directo, es decir, tenía que ser una metáfora de la realidad, una metáfora viva de la realidad», nos dirá el propio Gaya. Será por tanto su periodo en Altea un punto de inflexión en la carrera del pintor donde vuelve a la realidad de manera directa y abandona definitivamente sus coqueteos con las vanguardias.

Esta obra la pinta en un momento álgido del pintor, en el tiempo de las Misiones Pedagógicas (que duraron desde 1931 hasta 1936) cuando Ramón Gaya pudo viajar por toda España acompañando al Museo Ambulante. Nos lo cuenta el pintor de viva voz: <<Yo mismo viajé con el Museo, mostrando los cuadros por los pueblos de España, trabajo que finalizó al comenzar la guerra. Para mí fue estupendo porque pude conocer España, a la que conocía mal, como la conocíamos mal casi todos los españoles. Ese trabajo me permitía pintar toda la mañana, salir al paisaje por la mañana, y luego, por la tarde, era una gran lección encontrarnos ante unas gentes tan atentas y sin prejuicios…>>

Febrero 2024 - Homenaje a Lu Chi. Siglo XV, 1979

Homenaje a Lu Chi. Siglo XV. 1979. Colección Raimundo

Este mes de febrero mostramos otro de los homenajes a la pintura de los muchos que hizo Ramón Gaya. «Yo no repito, insisto» nos dirá el pintor. Y en este caso sigue insistiendo en la pureza inagotable del arte. «Hoy el arte tiene que ser lo que ha sido siempre, no se puede inventar una manera distinta de ser arte. Lo que pasa es que ese registro que hace dela sensibilidad unos valores vivos: naturaleza y realidad, no puede cambiar de sentido. Las pinturas rupestres representan el mismo concepto de pintura que ha habido siempre, no puede haber otro concepto. La creación, claro, se va tiñendo de unas maneras diferentes en cada momento, pero se trata de un teñido nada más. Pero los bisontes de Altamira son la misma pintura que la de Tiziano o que la nuestra, o tendría que serlo si no lo es. Se trata de un río inacabable que no podemos cortar».
En la imagen ‘Homenaje a Lu Chi, siglo XV’. Óleo sobre lienzo, 1979. Colección Raimundo González Frutos.
Marzo 2024 - Compañía de Indias, 2001

Bodegón con cuenco y copa con rosas. Año 2001. Ramón Gaya.

El INÉDITOS de este mes de Marzo nos llega desde Portugal. Es una obra que forma parte de la colección de Alicia Gaya, la hija del pintor que reside en el país luso.
Se trata de una obra de la última etapa del pintor, pintada en 2001, cuando Ramón Gaya de 91 años-con una vida ya cumplida- se dedica a leer y escribir; a pintar lo que tiene al alcance la mano, los objetos que tiene en su casa.
Siempre se rodeó de objetos populares: objetos humildes, austeros, elegantes y sencillos que pasaban invariablemente a ser tema de su pintura.
El pintor nunca hizo distinción entre el estudio y el lugar donde vivió, por eso sus pinturas tienen siempre ese aire doméstico y cálido, acogedor.
Este ‘Compañía de Indias’ es un regalo de su mujer, Isabel Verdejo. Desde entonces el cuenco pasó a ser un tema que aparecerá con mucha frecuencia en las obras de Gaya en diferentes composiciones: junto a una copa de agua, unos jazmines, reproducciones de viejos pintores… Son numerosas las pinturas donde el ‘Cuenco de Indias’ tiene especial protagonismo. Como decía el propio pintor: <<Yo no repito, insisto>>.
Abril 2024 - Vaso y copas con rosas, 1994

Vaso y copas con rosas. 1994

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS del mes de abril es ‘Vaso y copas con rosas’ de 1994, una obra que abre nuestra actual exposición ‘Ramón Gaya en la colección de Raimundo González Frutos’, el que fuera dueño del mítico restaurante y hotel ‘Rincón de Pepe’ y gran amigo de Ramón Gaya. Siempre que el pintor volvía a Murcia se alojaba allí, donde tenía una habitación reservada con vistas a la torre de la catedral. Todo el personal trataba a Gaya y a su mujer, Isabel Verdejo, con mimo, teniendo siempre flores frescas en la habitación; flores que pasaban en ocasiones a los cuadros del pintor. Incluso en la carta del restaurante había un plato denominado «Peras Ramón Gaya». El pintor correspondió a tanta generosidad con su obra, regalando a Raimundo y Encarna, la mujer del cocinero, un total de 21 obras que actualmente pueden verse en la sala de exposiciones temporales.

Tristemente Raimundo nos dejaba este pasado 2 de abril. Sirva esta nueva edición de Inéditos como homenaje a una de las grandes personalidades que ha dado la Región de Murcia.
Mayo 2024 - Nacimiento de la pintura, 2000

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS del mes de mayo es una imagen del pintor tan icónica como su reconocible copa: una venus saliendo de las aguas, cifra del nacimiento de la Pintura. Y es que Ramón Gaya tuvo una visión alegórica en un viaje a Venecia. Creyó ver -como saliendo de las aguas venecianas- el ‘cuerpo’ de la Pintura, es decir, la aparición de una esencia que había ganado o que había cedido a su corporeidad, a su manifestación sustanciosa y encarnada.
Lo cuenta Ramón Gaya en su imprescindible ensayo ‘El sentimiento de la pintura’ de 1959:
«Un atardecer, de entre aquellas aguas espesas, usadas, me pareció ver salir, surgir como una Venus cochambrosa, el manchado cuerpo de la Pintura. Y no era ningún delirio; era que, a partir de entonces, el sentimiento pictórico no lo vería ya más como cualquier otro sentimiento del arte –el de la música, el de la poesía, el de la escultura-, porque ahora lo había individualizado y le encontraba como un dejo especial, casi una motivación de otra índole».
Esta nueva edición de INÉDITOS nos llega gracias a la generosidad de la hija del pintor, Alicia Gaya.
Junio 2024 - La Hoz del Jucar, 1968

En esta nueva edición de inéditos, traemos al Museo Ramón Gaya una vista de Cuenca, ciudad a la que Ramón solía ir al encuentro de su amigo -también pintor- Julián Grau Santos, quien tenía un estudio en lo alto de un risco, ofreciendo una vista panorámica del paisaje. De ahí que muchas de las obras que Gaya pintó en Cuenca tengan esa perspectiva donde se suprime la línea de tierra y el cielo. Composiciones complejas, pero resueltas con gran habilidad.

Julio 2024 - Arboleda, s.f

Este ciclo mensual de INÉDITOS lleva ya 29 ediciones mostrando una obra de Ramón Gaya desconocida, sin catalogar o nunca expuesta. Seguimos, por tanto, sumando obras a ese catálogo razonado imprescindible y necesario que pusimos en marcha en diciembre de 2021 .
En esta nueva edición de inéditos de julio, traemos al Museo Ramón Gaya una paisaje sin determinar. La obra no está fechada ni firmada, pero nos llega directamente de la casa del pintor, gracias a su mujer, Isabel Verdejo.
La arboleda bien podría ser una vista de Cuenca, pues son habituales las composiciones donde el pintor suele omitir la línea de tierra y el cielo. Es muy habitual en casi todas las vistas de Cuenca que hizo Gaya. Una ciudad que Ramón pintó en muchas ocasiones y de la que vamos descubriendo nuevos cuadros. Sabíamos que pasaba temporadas allí. Hay fotos que dan testimonio de ello, junto a Julián Grau Santos o Juan Gil-Albert.
En cualquier caso, se trata de una obra nueva resuelta con manchas de color, muy ‘oriental’.
Agosto 2024 - Jarra con jazmines, 2002

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS del mes de agosto es un gouache sobre papel del año 2002, de 46 x 61 centímetros, titulado: ‘Jarra con jazmines’. Nos llega gracias a la generosidad de la hija del pintor, Alicia Gaya.
Septiembre 2024 - Homenaje a Vincent, 1970

Este mes de septiembre acercamos al Museo una obra excepcional, dedicada a uno de los pintores predilectos de Ramón Gaya: el holandés Vincent Van Gogh. Es uno de sus característicos homenajes a los maestros de antaño, nacidos en México, alejado como estaba de la pintura que le interesaba. Sobre una mesa dispone algunos objetos en los que crea una atmósfera en torno a una reproducción, en este caso, un autorretrato de Van Gogh.
Gaya decía que Van Gogh tenía una fuerza similar a la de Picasso, «una fuerza incontenible, es un hombre expresivo, tiene que hablar, tiene que decir; percibe la naturaleza y la recibe, y tiene que dársela a los otros, a los demás».
Observamos también que, junto a esa reproducción una cerámica popular, Gaya ha colocado ramas de almendro en copas de cristal y una jarra. Nos habla del tiempo invernal en que está hecho el homenaje y también de la predilección del pintor holandés por este tipo de árboles.
Es de sobra conocida la obra de Van Gogh donde pinta ramas de almendros, un cuadro hecho para su sobrino y ahijado recién nacido y que sería bautizado con el nombre de Vincent.
Octubre 2024 - Mujer cosiendo, circa 1927. Ramón Gaya (atribuido). Colección particular.

Este mes de octubre presentamos dentro del ciclo de INÉDITOS un cuadro muy especial: una obra que atribuimos a Ramón Gaya (pues no está firmada). En ella vemos a una mujer cosiendo. La composición, el dibujo o la escala cromática coinciden con otros retratos que el pintor le hizo a su madre. Incluso el tema de la mujer cosiendo se repite en varias ocasiones. La obra puede verse dentro de la exposición ‘La madre del pintor’ donde hemos reunido otros retratos de la madre, así como el estudio comparativo que nos ha llevado a atribuir la obra a Ramón Gaya, pintada en torno a 1926/7 y con un marcado aire vanguardista, como acostumbraba el pintor en esa época.
Noviembre 2024 - 'Cuenca' 1972.

En esta nueva edición el cuadro de INÉDITOS es «Cuenca» de 1972. Ramón Gaya frecuentaba la ciudad de Cuenca donde, en lo alto de un risco, tenía su estudio Julián Grau Santos. Desde allí pintaron los amigos numerosas vistas del paisaje, mezcla de naturaleza y urbanismo rural.

Esta obra está pintada en los mismos días en que disfrutaban de la visita de su amigo Juan Gil-Albert, quien, en una carta a Salvador Moreno escribe:

«Estuve unos días en Cuenca, llamado por Ramón [Gaya] que estaba con los Grau Santos; yo no conocía aquel paraje que impone y colgados allá arriba, como nido de pájaros, charlamos y pintaron ellos mientras posé para los dos; el resultado no pudo ser, para mí, más feliz; me vine con dos buenos retratos el de Julián agradable de ver y asequible –me guío por la impresión que causan aquí, a quienes lo ven– y el de Ramón, sorprendente, debido a que parece salir un tanto de su línea; muy vivo y apreciado por los “entendidos…»

Diciembre 2024 - ‘Romana en el Trastévere’, 1959. Ramón Gaya.

En esta ocasión, la obra seleccionada nos ha deparado una sorpresa inesperada. Revisando los archivos de Isabel Verdejo, encontramos una fotografía que mostraba a la misma modelo retratada en el cuadro, pero con una composición más amplia. Al analizar minuciosamente la pieza —observando las manchas, los trazos, el goteo de pintura y la disposición general—, confirmamos que se trata, sin lugar a dudas, de la misma obra. Sin embargo, por motivos que desconocemos, el propio Gaya decidió recortarla.
Es posible que el artista no estuviera completamente satisfecho con la composición original y optara por eliminar elementos como el respaldo de la silla. Como consecuencia, la firma también desapareció con el recorte. Afortunadamente, gracias a la fotografía de archivo, hemos podido confirmar la autoría de Ramón Gaya, así como la fecha y el tema de la obra.
Cabe destacar que en la ficha original se identificaba la técnica como gouache, cuando en realidad se trata de un óleo sobre papel.
La modelo, que aparece en varias obras del pintor, era una mujer romana del barrio del Trastévere, retratada en 1959, un rostro que, sin duda, inspiró a Gaya en más de una ocasión.

Inéditos 2023

Enero 2023 - Homenaje a Seurat con unas peras, 1994

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS que inaugura el nuevo año es ‘Homenaje a Seurat con unas peras’, una pintura de 1994 del último periodo del pintor, donde su obra se hace más esencial y el blanco del papel -un blanco vivo- va tomando mayor protagonismo.
Los icónicos homenajes del pintor nacieron en el exilio mexicano, cuando se sentía alejado de la pintura. Los haría toda su vida, incluso cuando pudo ‘reencontrarse’ con los maestros de antaño.
Los artistas homenajeados varían: Velázquez, Ticiano, Rosales, Picasso, Van Gogh, maestros orientales… En varias ocasiones rinde tributo al pintor francés George Seurat. Resulta paradójico porque Ramón Gaya siente rechazo hacia el impresionismo. Llegó a escribir <<los impresionistas dan un espectáculo de ‘vulgaridad’, de plebeyez acomodada, que me repugna. Sólo en Sisley aparece, cuando es más él, una aristocracia, un espíritu. Después Seurat, claro, con una aristocracia rigurosa, intransigente, delgadísima, fuerte>>.
En las diferentes visitas a exposiciones impresionistas solía ‘salvar’ a Seurat. En enero de 1953 lo encontramos en L’Orangerie (Museo de pinturas impresionistas y postimpresionistas situada en el Jardín de las Tullerías, París) y anota en su diario: <<Exposición de los impresionistas. . Sólo Van Gogh, Cézanne y… Seurat>>.
En otra visita en Roma en la ‘Mostra d’Arte Moderna’, escribe: <<Cézanne, Seurat, Bonnard, Klee; después, Gris, Picasso. Lo que prefiero es el Bonnard y el Seurat>>.
Ramón Gaya consideraba que – a pesar de que Francia se asomó a la pintura con mucho retraso- sus mayores figuras pictóricas eran: Watteau, Chardin, Corot, Toulouse-Lautrec, Cézanne, Bonnard y… Seurat.
Febrero 2023 - Retrato de Alicia

En el tiempo de las Misiones Pedagógicas -cuando Ramón Gaya viajaba por toda España acompañando al Museo Ambulante- conoció en Cuevas de Almazora, un pueblo de Almería, a Fe Sanz. Ella estaba de profesora de literatura en un instituto. Lo cuenta Gaya en una entrevista: <<en uno de los pueblos donde estábamos con el Museo [Ambulante], vinieron a oírnos, del pueblo de al lado, un grupo de profesores del instituto de enseñanza media. Al final de nuestra charla, se acercaron a nosotros para conocernos, quedamos en vernos en Madrid y, en fin, nos casamos pronto>>.
Ramón y Fe se casaron en junio de 1936 en Madrid. Poco tiempo después, en plena Guerra Civil nace su hija Alicia en Valencia. El padrino fue Juan Gil-Albert. El matrimonio pasó, en palabras de Gaya: <<muchas angustias al tener una niña pequeña, en fin, como las pasaba muchísima gente, empezaban a escasear cosas…, todo eso que trae la guerra y que tengo pocas ganas de recordar>>.
En la huida a Francia, el matrimonio toma caminos diferentes. Ramón cruzó la frontera a Francia con el Ejército Republicano y acabó en el campo de concentración de Saint-Cyprien. Por otro lado, Fe Sanz muere en la estación de Figueres debido a un bombardeo de la aviación italiana. La pequeña Alicia, de tan solo dos años, sobrevive. Carmen Muñoz, la mujer de Rafael Dieste, recogió a la niña, logró cruzar la frontera y llegar a Francia.
Ramón Gaya logra salir del campo de concentración. Se reencuentra con Alicia en el Château de Cardesse, residencia de Cristóbal Hall. El pintor narra el reencuentro:
<<Trinita, la mujer de Cristóbal Hall, se citó con la hija de Corpus Barga en la mitad del camino, para recoger a la niña, a Alicia. Trinita vino con Alicia, la niña había estado muy enferma, con una pulmonía, y apenas estaba reponiéndose, venía con una cara… era todo ojos>>.
Antes las circunstancias tan desfavorables para Gaya, Hall le aconsejó: <<Usted va a un exilio, no sabe qué se va a encontrar allí, qué penalidades tendrá que sufrir; la niña acaba de salir de su enfermedad, apenas está repuesta, se le va a quedar a usted en el trayecto. No sea loco, déjenosla, y ya veremos qué es lo que pasa>>. Todos pensaron que era lo mejor para Alicia, pues el futuro de Ramón Gaya era una incógnita. En palabras del pintor: <<Había quien no tenía más remedio que apencar con problemas como ése o más grandes, pero yo tenía la posibilidad de dejar a la niña a salvo, en manos de estos amigos>>.
Ramón y Alicia no se reencontraron hasta 13 años después, momento en el que le hace varios retratos, entre ellos este que mostramos en la nueva edición de INÉDITOS. Cristóbal Hall había advertido a Gaya: “Cuando vuelva a encontrar a Alicia, volverá usted a encontrar a Fe”. A lo que el pintor responde: <<no es verdad, porque lo que encuentro, con lo que me vuelvo a encontrar es conmigo>>.
Marzo 2023 - Copas, 1948

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS es ‘Copas’, una obra de 1948. Momento en el que Ramón Gaya se encuentra en el exilio mexicano. Lleva allí nueve años, teniendo una vida complicada, solitaria y alejado de la pintura que a él le gusta, la de los maestros de antaño. Esa ausencia de pintura será fundamental para que germinen sus reconocibles ‘homenajes’. Llenó su estudio de reproducciones de cuadros, unos que había visto y que conocía y otros que no había visto todavía. Homenajes a las que él consideraba las grandes figuras del arte: Velázquez, Van Gogh, Carpaccio, Cézanne, Rembrandt, Giotto… En torno a esa reproducción colocaba algunos objetos creando una atmósfera muy especial; un ‘altarcico’ como decía su amiga Concha de Albornoz. Era su manera de comunicarse con la pintura de siempre.
Era muy habitual encontrar objetos de cristal: vasos, copas, jarras… Lo cuenta el pintor de viva voz: <<casi siempre hay una reproducción clavada en la pared con cuatro chinchetas, o apoyada sobre una mesa o sobre una cómoda. Y, a veces, sobre esa cómoda o sobre esa mesa hay unos vasos o unas copas, que a mí me gustan mucho. Todas las cosas de cristal o de vidrio me gustan; pero no las de lujo, no el cristal tallado. Me horroriza el cristal tallado. A veces, amigos míos muy queridos me lo han regalado, sin entender muy bien mi gusto por el cristal. El cristal tallado rompe completamente la transparencia que tiene, por ejemplo, un vaso de vidrio común. Lo que hace es multiplicar unos reflejos, como en los prismas de las lámparas de Versalles, que, por cierto, son horrendas. El cristal tallado pierde, precisamente, lo que a mí me parece la máxima virtud del cristal puro y del vidrio soplado, la transparencia>>.
Abril 2023 - La Hoz del Júcar, Cuenca, 1972

En este mes de abril el nuevo cuadro de INÉDITOS es ‘La Hoz del Júcar, Cuenca’ un óleo sobre lienzo pintado en 1972.

Ramón Gaya pintó en repetidas ocasiones alguna vista de Cuenca. Solía visitar a la familia Grau Santos donde Julían tenía un estudio en lo alto de un risco. Un lugar que ofrecía una perspectiva desconcertante, a vista de pájaro.
Son habituales los cuadros pintados por Ramón Gaya en esta ciudad, en ellos suprime la línea de tierra y vemos paisaje sin el cielo, como sucede en el cuadro que mostramos esta edición de INÉDITOS. Un recurso que no le resultó nada fácil al pintor pero del que obtuvo muy buenos resultados. En él observamos cómo el blanco del lienzo empieza a tomar protagonismo (algo que será decisivo en la última etapa del pintor).
En el verano de 1972 los Grau Santos invitaron a Ramón Gaya a pasar con ellos unos días. También invitaron a Juan Gil-Albert, por lo que volvería a coincidir nuevamente con Gaya, con el que había compartido esos años de la guerra en los que hacían ‘Hora de España’ o en el exilio mexicano.
Tanto Julián como Ramón le pintaron un retrato cada uno.
Mayo 2023 - Homenaje a la escultura hindú, 1987

Este mes de mayo presentamos ‘Homenaje a la escultura hindú’ de 1986. Los citados homenajes nacieron en México donde llenó su casa-estudio de reproducciones de cuadros, unos que había visto y que conocía y otros que no había visto todavía. Homenajes a las grandes figuras del arte: Velázquez, Van Gogh, Murillo, Cézanne, Rembrandt, Giotto, Rubens… En torno a esa reproducción colocaba algunos objetos creando una atmósfera muy especial; un ‘altarcico’ como decía su amiga Concha de Albornoz. Era su manera de comunicarse con la pintura de siempre.
Los homenajes se prolongaron más allá del exilio, tras su vuelta a Europa y el reencuentro con los maestros de antaño, esos ‘amigos perennes’ como los llamaba el pintor. Ramón Gaya no dejaría nunca el tema del homenaje.
En el caso del cuadro INÉDITO de este mes, tenemos un homenaje a una escultura hindú. En la pasada exposición que tuvimos en el Museo: ‘GABINETE DE CURIOSIDADES’ donde se veía el universo que conformaba el estudio de Gaya, mostramos la foto que da origen a este homenaje. Era habitual en el pintor seleccionar recortes de catálogos, de periódico o de revistas, postales, carteles… que luego pasaban a formar parte de sus composiciones.
Esta escultura hindú muestra incluso los orificios que le hizo el pintor al clavarla en la pared. Gaya reutilizaba las imágenes que iban apareciendo en diferentes cuadros. Respecto a sus gustos por la escultura siempre señaló la sorpresa que supuso para él Miguel Ángel; destacaba también a Fidias o Donatello, Medardo Rosso, Manzú… pero también sentía devoción por esculturas anónimas que pasaron a sus composiciones.
Hacer una escultura -nos decía el pintor- no es hacer una figura de piedra, sino deshacer la piedra y convertirla en otra cosa, transfigurarla en otra cosa.
Esta obra pertenece a una colección particular, al hijo de José Sanz, amigo del pintor.
Junio 2023 - La Alhambra de Granada, 1996

Este mes de junio presentamos una vista de ‘La Alhambra’ de Granada. Un lugar que maravillaba a Ramón Gaya y que pintó en numerosas ocasiones. En su diario anotó:
<<¡La Alhambra, y desde la Alhambra, el Albaicín. ¡Qué rincón del mundo!>>.
Ese rincón del mundo lo visitó solo, en compañía de su mujer Isabel Verdejo y de amigos. Una de esas visitas las recoge el escritor Andrés Trapiello en sus diarios (Salón de Pasos Perdidos ‘Los Hemisferios de Magdeburgo’):
<<Mientras paseábamos y veíamos los palacios, con todas esas columnas de alabastro y los mocárabes y los artesonados, todo al aire libre, pasando el aire frío de la sierra y soportando los rigores del verano, G. se acordó de un amigo suyo, Esteban Marco, arquitecto, exiliado también, que murió en Méjico: “La arquitectura buena, es decir, la clásica, envejece; la arquitectura mala, es decir, la mayor parte de la moderna se estropea”, decía. […]
A ese hombre, de una inteligencia y un gusto al parecer excepcionales, los edificios que más le gustaban eran el Partenón y la Alhambra. Decía: “Son los más grandes y además no son contrarios, en absoluto. Porque cuando estás junto al uno no te acuerdas del otro”. Mientras paseábamos entre los rosales y los cipreses, G. [Gaya] hablaba de él. Se conoce que le asaltaron de una manera imperiosa las memorias sobre el amigo muerto, esa clase de recuerdos que permanecen adormecidos años enteros y que un día saltan por encima de todo. Tanto o más admirable que la Alhambra era en ese momento ver a G.[Gaya], jardinero de su laberinto. Nos confesó que alguna vez le gustaría escribir algo sobre aquel hombre. […]
G. [Gaya] ha decidido quedarse aquí diez días y pintar. Un artista no debe ser rico. La pobreza preserva y ayuda. Un artista, sin embargo, ha de ser libre para decir “me quedo aquí diez días. No estaba previsto, pero me quedo”>>.
Esta vista de ‘La Alhambra’ está pintada en gouache en 1996. Se aprecian claramente algunos elementos muy característicos de esta construcción única, como la pequeña qubba-mirador que hay en la galería norte del Patio de Machuca, antiguo palacio del Mexuar; así como el Generalife al fondo de la composición. La obra pertenece a la misma colección particular (José Sanz, amigo de Ramón Gaya) que el mes pasado nos prestó el INÉDITOS de mayo.
Julio 2023 - La jarra, 2003

Este mes de julio presentamos ‘La jarra’, un gouache sobre papel de 2003. Una obra de madurez hecha por el pintor con 93 años, dos años antes de su muerte. El murciano cumplió su máxima de ‘los pintores deben morir pintando’. Esta obra vendría a formar parte del conjunto de ‘homenajes’ que Ramón Gaya hizo a lo largo de toda su vida. Homenajes que nacieron en México, alejado como estaba de los maestros de antaño. Él mismo lo explicaba en una entrevista: «Esos homenajes no están nunca compuestos de antemano. Se componen un poco solos, es decir, esas cosas que yo tengo en el estudio –cosas que me gustan o que tienen para mí resonancias– se organizan ellas solas. Por ejemplo, mi mujer y yo compramos unas flores, las ponemos en una jarra, unas veces en una jarra de cristal, otras veces en una jarra popular. Busco que sea popular, no porque yo sea especialmente populachero, sino porque ahí, en lo popular, no hay una personalidad interpuesta. Así que ponemos las flores en una jarra anónima, de uso, jarras murcianas o de Manises. La colocamos sobre una mesa donde hay otros objetos, unas frutas… Se van ordenando solos los objetos. Como he vivido en el exilio, he vivido también algo el exilio de los otros, unos amigos y otros no. He podido ver que algo como una guerra significa cosas diferentes para cada persona».
Agosto 2023 - Solana y Fattori, 1993

Este mes de agosto presentamos ‘Solana y Fattori’, un gouache sobre papel de 1993. Se trata de uno de sus inconfundibles homenajes que ya formaban parte de su vida, pues no eran más que los rincones de sus casas (ya sea en Valencia, Madrid o Roma). En los muebles había libros, cerámica popular, copas, flores y frutas las cuales se acompañaban de estampas que reproducían cuadros, esculturas o dibujos por los que el pintor sentía predilección. Todo eso pasa -no sólo a sus pinturas- sino a sus escritos. Pues una cosa curiosa es que Ramón Gaya suele dejar igual rastro de sus querencias en su pintura que en sus escritos.
Cuando homenajea a -pongamos por caso- Velázquez, Rosales, van Gogh o Picasso encontramos su ‘equivalente’ en textos dispersos en sus ensayos como ‘Velázquez, pájaro solitario’, ‘El sentimiento de la pintura’, ‘Diario de un pintor’… Textos únicos y ‘milagrosos’ (como llegó a definirlos el poeta y amigo Eloy Sánchez Rosillo). Ramón Gaya era ‘un pintor que escribe’ como se definía a sí mismo.
Pero el caso que nos ocupa con el cuadro INÉDITO de este mes es más inusual. Se trata de un homenaje a ‘Solana y Fattori’. Son bien conocidos los textos de Gaya sobre Solana, pero en el caso de Fattori no encontramos rastro alguno, no tiene su ‘duplicado’ en los ensayos. No deja de ser por ello un vivo homenaje a la vida y el oficio de pintor.
Respecto al cuadro de Solana que aparece en el homenaje de Gaya -‘Las coristas’- hay un texto específico:
<<Cuando Solana no se mueve de sí mismo, cuando no se empapa de propósitos, cuando se abandona a su mano (tremenda mano de pintor), es cuando surge Pombo, La vitrina, Las coristas. ¡Qué olor tan fuerte a mujeres agrupadas, qué sorprendido o presentido el gesto detrás de cerradura o cortinaje! Todo Degas, al lado de este cuadro sepia y blanco, rozaría el bombón fino, la estampa exquisita. Y es que Solana es un pintor de sabores (su gaseosa de Pombo sabe a vidrio verde), de olores tan intensos que destruye lo que se le acerque>>.
Esta obra de 1993 se puede ver en la sala Velázquez en la exposición ‘Donación Isabel Verdejo’. Se trata de una muestra compuesta por once nuevas obras que enriquecerán notablemente el Museo que la ciudad de Murcia decidió consagrar hace treinta y dos años a su pintor más internacional, primer Premio Velázquez de la historia y alguien que ha llevado a Murcia allá donde el destino le llevó en una larga y complicada vida.
Septiembre 2023 - Ospedale, 1953

Este mes de septiembre el cuadro de INÉDITOS es una vista de la ciudad que más marcó a Ramón Gaya (después de su ciudad natal) se trata del hospital en Venecia pintado en 1953. Un año importantísimo en la vida del pintor, pues ha conseguido salir de México, del largo exilio que lo tiene alejado de la pintura, de sus ‘amigos perennes’ (como define a los maestros de antaño).
Entre 1952 y 1953 Ramón Gaya viaja por Europa, al reencuentro de la pintura. Lo encontramos en el Louvre, en París; en Florencia admirando a Miguel Ángel; Roma o Venecia, la ciudad que cambió al pintor, ‘Después de Venecia soy otro’ llegó a decir Ramón Gaya. La laguna le produjo una gratísima impresión y despertó algunos cuadros y páginas únicas, como el insuperable ensayo ‘El sentimiento de la pintura’.
Esta vista del ‘ospedale’ fue pintada al pastel en la mítica plaza Santi Giovanni e Paolo. Pertenece a la colección particular de Avelino Marín que se encuentra actualmente expuesta en la sala de exposiciones temporales del Museo Ramón Gaya. Así, la obra del pintor murciano convive junto a la de otros artistas como Manet, Rembrandt, Matisse, Bayeau, Pascin, Valmier, Hockney… Mostrando la importante labor que desempeñan los coleccionistas.
Octubre 2023 - Homenaje a Ma Yuan, pintor del siglo XII, 1986

Se trata de uno de los característicos homenajes de Ramón Gaya a los pintores de antaño. Sobre una mesa de madera descansa una jarra de porcelana y otra de cristal con un abanico dentro; un trapo para limpiar los pinceles y un libro abierto en el que vemos dos estampas del pintor chino que tanto admiraba Gaya: Ma Yuan, perteneciente a la dinastía Song. Se trata de uno de los artistas más reconocidos y considerados de la escuela Ma-Xia de pintura.

En palabras del propio pintor murciano, China era una de las pocas escuelas de pintura del mundo:
<< España es país de pintores. Pero acaso sería más verdad decir que España es país de… pintura. España (como China y Japón, como Italia, como… Flandes, como la misma Holanda con sus tres únicos pintores) es muy decididamente país de pintura, es decir, de… concavidad pictórica, de sustancialidad, de esencialidad pictórica. La abundancia o escasez de pintores no quiere decir apenas nada; ese abundar y ese escasear vienen a ser, más bien, unos fenómenos, diríamos… sociales, y ocasionales, y quizá incluso…industriales, es decir, no verdaderos fenómenos vivos, de la naturaleza viva>>.
Noviembre 2023 - Los claveles reflejados en el espejo, 1995

Este gouache está pintado en la casa valenciana del matrimonio Gaya, en el estudio de la calle Grabador Esteve. El tema del espejo es un asunto muy utilizado en la historia del arte, hay algunos míticos como el de ‘Los esposos Arnolfini’, ‘Las Meninas’, ‘Mujer ante el espejo’ de Tiziano, el ‘Autorretrato’ en un espejo convexo del pintor Parmigianino…
Ramón Gaya usaría el espejo en múltiples ocasiones. Le sirvió para los numerosos autorretratos que hizo a los largo de toda su vida; para ver a través de él a su esposa Isabel Verdejo, o -como en este caso- para devolvernos una esquemática imagen de la estancia en la que se encuentra.
En todos los estudios del pintor (ya sea en Roma, Madrid o Valencia) había espejos. El de este cuadro está situado sobre el piano, apoyado en la pared y está algo inclinado (de ahí que nos devuelva una imagen del techo del estudio).
Se conservan muchas obras de Ramón Gaya en las que el espejo con su misterio es utilizado por él. Sin embargo, hace una clara diferencia entre la imagen reflejada por un espejo y por el agua:
«La imagen en el espejo podrá ser de una gran exactitud, sumamente fiel, casi servil, pero siempre aparecerá como…despegada; no logrará nunca formar parte, ser parte, ser carne del espejo, como es, en cambio, carne, entraña viva, la imagen que está dentro del agua, no en su fondo ni en su superficie, sino en su centro».
Diciembre 2023 - Homenaje a los grandes pintores, 1955

Estamos ante uno de los primeros homenajes que hace Ramón Gaya en México. Allí, alejado de la pintura, de los grandes museos, nacen estos tributos al arte del pasado. Lo cuenta en pintor de viva voz:
«Cuando vi que el espectáculo mexicano, o sea, el espectáculo que me ofrecían la naturaleza y la vida mexicanas, no era material apropiado para mi pintura, me recogí en mí mismo. Como además comprendí que iba a estar en México muchos años, no se sabía cuántos, me hice como una casita de mí mismo. Y es de ahí, de ese estar encerrado –no en un estudio, porque no tenía para alquilar un estudio, ni muchísimo menos, sino, a veces, en pensiones; he vivido en pensiones pintando en la misma habitación donde dormía– de donde nacen eso que llamo “homenajes”. Eran homenajes a los pintores por los que sentía nostalgia».
En este sorprendente lienzo encontramos un homenaje a varios pintores: Rembrandt, Rubens, Velázquez, Tiziano y un pintor oriental representado en la lámina de los dos patos. No es casualidad que Gaya señale artistas de estos cuatro lugares, pues, como nos dice:
«Si, es verdad, España es país de pintores. Pero acaso sería más verdad decir que España es país de… pintura. España (como China y Japón, como Italia, como… Flandes, como la misma Holanda con sus tres únicos pintores) es muy decididamente país de pintura, es decir, de… concavidad pictórica, de sustancialidad, de esencialidad pictórica. La abundancia o escasez de pintores no quiere decir apenas nada; ese abundar y ese escasear vienen a ser, más bien, unos fenómenos, diríamos… sociales, y ocasionales, y quizá incluso…industriales, es decir, no verdaderos fenómenos vivos, de la naturaleza viva».

Inéditos 2022

Enero 2022- Desnudo masculino, 1975

La segunda obra invitada inédita de Ramón Gaya que el Museo expone se trata de un dibujo en lápiz sobre papel de 1975. “Desnudo masculino”.
Febrero 2022 - Ventana de Cardesse, 1939

En esta ocasión, la tercera obra invitada del ciclo es «Ventana de Cardesse» de 1939. Un gouache sobre papel hecho en momento crítico de la vida del pintor, justo al salir del campo de concentración de Saint-Cyprien y tras la terrible pérdida de su mujer por un bombardeo. Este tipo de pintura es su respuesta ante tanta barbarie.
Marzo 2022 - Gran Canal, 1953

«Gran Canal», un gouache sobre papel pintado en 1953, momento en el que el pintor ha salido de su largo exilio mexicano a reencontrarse con la Pintura. Venecia, como se sabe, marca un antes y un después en el pintor:
<<Una ciudad después de otra, un lugar después de otro, por muy diferentes que pudieran ser, no me habían producido nunca ese corte, esa separación de ahora, entre Venecia y todo lo demás, ya que seguía siendo yo mismo, el mismo que, simplemente, cambiaba de ciudad o de lugar –e incluso de emociones–, pero no de… persona. Pero aquí, después de tres meses largos, soy otra persona>>.
La laguna le inspira de tal manera que nacen pinturas y páginas asombrosas, entre ellas «El sentimiento de la pintura».
Abril 2022 - Boceto para un homenaje a Carpaccio, 1972

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS es «Boceto para un homenaje a Carpaccio», un óleo de gran formato pintado en 1972. Un «cuadro de tema» como los llamaba el pintor y un homenaje a un pintor <<misteriosísimo, milagroso, inefable, con un atrevimiento secreto>>, dirá Ramón Gaya, quien sentía verdadera admiración por «Las cortesanas» de Carpaccio: <<es un cuadro final, un cuadro que termina no una época, sino que termina una… sordera, un estado de sordera de la pintura, y empieza, entonces, a oír, a oír de nuevo –la pintura había oído ya con anterioridad–, a oír la vida, la musicalidad de la vida>>.
El tema de las cortesanas aparece mucho en la pintura de Ramón Gaya, insiste en él repetidas veces. Solo entonces se comprende el título de esta nueva edición de INÉDITOS pues lo llama «boceto», algo que puede despistarnos pues se trata de un cuadro acabado, sin embargo consideraba que <<todo esto es preparación>>.
Mayo 2022 - Maternidad, 1977

En esta sexta entrega de INÉDITOS presentamos «Maternidad» un óleo sobre lienzo pintando en 1977. Una imagen sobrecogedora. Una imagen cotidiana de una madre que toma en el regazo a su hijo. Está sentada a la puerta de una casa humilde en un día luminoso y de aire templado. Es algo imaginado o ideado, sin modelo y que parece rememorar una estampa de infancia, quizás el Huerto del Conde donde nació el pintor a una realidad luminosa
Junio 2022 - Jardín Borda, 1950

En esta séptima entrega de INÉDITOS presentamos «Jardín Borda» de 1950, un gouache del periodo mexicano, hecho en el exilio. Es un tiempo duro para Ramón Gaya, de soledad, donde se repliega en el trabajo. La pintura que se hace en el país no coincide con su gusto. No habrá influencia del arte mexicano en su obra, como tampoco huella aparente del tiempo amargo que está viviendo. Nacen sus homenajes a la pintura y a los pintores de antaño. Pinta algunos paisajes en Chapultepec o Cuernavaca, donde encontramos el acogedor Jardín Borda, una construcción que se remonta a la primera mitad del siglo XVIII donde el agua corre por diversas fuentes entre los jardines con una gran variedad de plantas. Es un lugar que aparece en numerosas ocasiones en la pintura de Ramón Gaya. Allí se encontraba bien pintando, cobijado en la naturaleza.
Julio 2022 - La casa de Cuenca, 1973

En esta octava edición el cuadro de INÉDITOS es «La casa de Cuenca», un destino habitual en Ramón Gaya en los años setenta, momento en el que viajaba por toda Europa, sin domicilio permanente y siempre en busca de pintura. En Cuenca tenía estudio en lo alto de un risco su amigo el pintor Julián Grau Santos. Ramón Gaya pintó numerosas vistas desde allí, muchas de ellas se caracterizan por ser «solo paisaje», omitiendo el cielo y las nubes. Esta vista que mostramos es una casa rústica donde el pintor consigue liberar el aire.
Agosto 2022 - Los jugadores de cartas. De Cézanne, 1993

Este mes de agosto nos trae este homenaje a Cézanne, <<un verdadero innovador>> como lo definía Ramón Gaya. Se trata de una versión (o «comentario» como los llamaba el pintor murciano) a «Les joueurs de cartes»(Los jugadores de cartas). Un cuadro del cual Cézanne hizo cinco versiones diferentes. Inicialmente había tres jugadores contemplados por otros personajes, luego fue simplificando la composición hasta reducirla a dos campesinos jugando a las cartas, con una botella de vino en medio, en la que se refleja la luz. Tanto la obra del pintor francés como la de Ramón Gaya pertenecen al periodo de madurez.
Es bien sabido la admiración que sentía Gaya por Cézanne. Considerándolo <<un pintor muy auténtico, muy honesto, muy genuino, pues en unas cuantas pinceladas que haya en un cuadro de Cézanne, hay una visión de la realidad tan auténtica, tan legítima que, aunque la totalidad del cuadro no esté lograda, está la luz y está el aire de La Provenza, y están los elementos más sutiles de la realidad>>.
Septiembre 2022 - Niños de Málaga, 1937

Este mes de septiembre nos trae una grata sorpresa: una pintura que estuvo en el Pabellón de la República de la Exposición Internacional de París en 1937. El Gobierno republicano quiso mostrar al mundo la dura realidad del momento, en plena Guerra Civil española. Se transmitió el horror y el sufrimiento del pueblo, su drama. Había artistas consagrados como Picasso con su famoso Guernica. También artistas jóvenes como el caso de Ramón Gaya que expuso 3 obras (y no 2 como se había pensado hasta entonces). Aparte del «Retrato de Gil-Albert» y el «Espanto (bombardeo en Almería)» estaba la obra que mostramos en el ciclo INÉDITOS y que se conocía como «Cabeza de muchacho» y que puede verse por primera vez desde aquel 1937. La pintura es parte de un cuadro mayor que el propio Ramón Gaya destruyó en los años ochenta pues según decía: <<la habían repintado>>. Se salvó solo la «Cabeza de muchacho». Sin embargo, recientemente ha aparecido un catálogo donde se ve la obra completa, además de los datos y medidas, lo que obliga a cambiar la información que se tenía hasta el momento. Se trata de «Niños de Málaga» y la pintura puede verse junto con las otras dos que estuvieron en el Pabellón del Guernica en la exposición actual «El espanto de la guerra», en la sala María Zambrano.

Os mostramos a su vez la única imagen completa que nos ha llegado de la obra «Niños de Málaga». Se publicó en el catálogo «Art contra la guerra. Entorn del pavelló espanyol a l’exposició internacional de París de 1937». Ajuntament de Barcelona, 1986.
Octubre 2022 - Cuca en Grabador Esteve, 1981

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS de octubre es «Cuca en Grabador Esteve» un magnífico retrato de la mujer del pintor hecho en 1981 en su domicilio valenciano. Isabel Verdejo, Cuca para los amigos, convivió los 30 últimos años de vida del pintor. Años de una relación basada en el amor y una profunda admiración mutua. Como escribía el poeta y amigo José Rubio: <<Isabel Verdejo fue realmente una bendición para Ramón Gaya. […] Isabel supo crear el ambiente para que él pudiera dedicarse a su trabajo. Lo liberó de toda preocupación material, y trajo a su vida la serenidad y la estabilidad necesarias para que Ramón Gaya se entregase por entero a su oficio. […] Ramón Gaya vivió con Isabel Verdejo los años más felices, más estables y más fecundos de su vida. Todos sabemos que Isabel […] lo cuidó hasta el final con una abnegación y una entrega inigualables, y cuantos quisimos a Ramón le debemos gratitud también a ella>>.
La mujer del pintor fue un tema recurrente en la obra de Ramón Gaya. Isabel Verdejo aparece en más de 90 obras entre dibujos, pasteles y óleos. En esta pintura que nos ocupa encontramos a Isabel pensativa, sentada y con varias curiosidades muy «gayescas». Por un lado, aparece el cuadro pintado dentro del cuadro y por otro, vemos un homenaje a otro pintor, en este caso Francisco de Goya. En la pared cuelga una lámina de «La marquesa de la Solana», uno de los mejores retratos pintados por el pintor aragonés según Ramón Gaya y un cuadro de <<una sencillez milagrosa>>. En 1956, Ramón Gaya envió una postal de la Solana a su amigo Salvador Moreno:
<<No sé si te mandé ya esta foto desde París –está el cuadro, ahora en el Louvre– pero nunca es tarde si la Marquesa es buena como ésta. La foto, claro, no es ni su sombra, pero con la técnica que adquiere uno viendo «realidades» y «reproducciones», puedes hacer los descuentos y, sobre todo, los «aumentos». Además, yo, el abajo firmante, certifica que se trata de un retrato excepcional. Debes eliminar todas las durezas de la foto, pues son culpa de los magníficos «Zeiss». El cuadro es de una sencillez milagrosa. Imagina un fondo gris, un gris Goya, es decir, frío, perla; una falda absolutamente negra; un pelo negro; una mantilla (sin dibujos) blanca; unos guantes blancos, y un lazo en la cabeza rosa frío, también; una cara implacable, españolísima, entre bruja y santa, y tendrás una aproximación. Como «pintura» es magistral, pero claro, sobrepasa lo pictórico>>.
Noviembre 2022 - La bailarina de Degas y el cuadro de Manet, 1992

Ramón Gaya hizo varias versiones sobre este mismo tema y desde diferentes ángulos partiendo de dibujos preparatorios hechos dentro del parisino Museo d’Orsay.
El tema del espectador en el Museo es muy habitual en Gaya, como vemos en esta pintura en la que unos visitantes contemplan ‘La Dame aux éventails’ de Edouard Manet, una pintura que retrata a la modelo Nina de Callias, una mujer <<de un temperamento neurótico que el alcohol lleva pronto a la locura y a una muerte prematura, con treinta y nueve años de edad (Musée d’Orsay)>>. Resulta algo paradójico porque Ramón Gaya sentía poca estima por Manet, consideraba que imitaba <<de una manera innoble, externa, por fuera, plana, de memoria a Velázquez, a Goya, a Tiziano>>. Tampoco apreciaba demasiado la pintura de Degas. Sin embargo, diferenciaba claramente una buena obra independientemente de quién fuera su autor. De esta manera, valoraba mucho la figura que aparece en primer término, esa icónica «Bailarina» del que está considerado como uno de los fundadores del impresionismo, Edgar Degas, el cual hizo varias versiones de esta escultura (sus herederos decidieron vaciar 27 estatuas en bronce). Representa a una pequeña bailarina de catorce años (‘La Petite Danseuse de quatorze ans’). Creada por Degas en 1881 (año del nacimiento de Picasso), «retrata» a la joven estudiante llamada Marie van Goethem.
En las diferentes versiones que Ramón Gaya hace sobre este tema, aparece una sutil línea que simula la vitrina de cristal donde se exhibe la bailarina. Un recurso esquemático, pero tremendamente efectivo.
Diciembre 2022 - Dos granadas, 1994

En esta ocasión el cuadro de INÉDITOS de diciembre es ‘Dos granadas’, una pintura de 1994 que podríamos incluir en su último periodo, donde su obra se hace más esencial y el blanco del papel va tomando mayor protagonismo. El espacio sin pintar -en blanco- es transitable y vivo; un espacio por donde circula el aire. Representa un rincón íntimo del interior de su casa/estudio (Ramón Gaya nunca hizo distinción entre el lugar donde vivía y el lugar de trabajo). Una estantería con unos pocos libros, dos granadas (que dan título al cuadro) y un vaso transparente con claveles. Como escribía su amigo el poeta Eloy Sánchez Rosillo refiriéndose al periodo de madurez del pintor: << en cada pincelada late un pensamiento, en cada tono se decanta un tiempo, un sentimiento. Con pinceladas largas y toques breves, sobre el blanco del lienzo o del papel, ha ido desgranando, en los últimos años, una especie de quintaesencia de todo cuanto pintó a lo largo de un tiempo que, quizás, no le fue favorable. Pero ahora las flores se han ido haciendo esenciales, los vasos y las copas de grueso cristal, llenas de agua clara, se han hecho pura trasparencia, pura luz>>.

Inéditos 2021 - Primera edición

Diciembre 2021- Mujer con abanico, 1928

La primera edición de INÉDITOS trae al Museo una obra de juventud, antes de que Ramón Gaya abandonara definitivamente sus coqueteos con la vanguardia para dedicarse a una pintura del natural, anclada en la vida y la realidad inagotable. Este tipo de obras experimentales son menos frecuentes en el pintor murciano y más difíciles de encontrar tanto en colecciones privadas como públicas.
Al ser enmarcada la obra para esta exposición, comprobamos que en el reverso del papel había otra pintura. Dos en una. A partir del 3 de diciembre de 2021 y hasta el 3 de enero de 2022, podrán verse ambas obras por vez primera en la sala permanente dedicada a la primera época del pintor.